
Las velas que se van encendiendo representan distintas actitudes que los cristianos debemos tener ante el misterio del nacimiento de Jesús:
Cuatro colores distintos:
- azul o morado (vigilancia),
- verde (esperanza),
- rosa o rojo (alegría)
- y amarillo o blanco (presencia, cercanía)
Se admite otra variante: una vela a mayores, más grande, que en algunos lugares llaman cirio de Nochebuena que representa a Jesús recién nacido.
La luz va iluminando progresivamente el lugar de culto o la estancia familiar. Es importante jugar con esa luz que crece con cada semana del adviento, bien con el contraste luz-oscuridad o su encendido desde un lugar privilegiado y muy visible (presbiterio).
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