viernes, 2 de marzo de 2018

DESDE ITALIA LLEGA UNA CANCIÓN PARA PENSAR: "NON MI AVETE FATTO NIENTE", NO ME HABÉIS HECHO NADA. LA TRABAJAMOS EN SEXTO DE PRIMARIA


 En El Cairo no saben qué hora es ahora.
 El sol en la Rambla hoy no es el mismo.
 En Francia hay un concierto, la gente se divierte.
 Alguien canta fuerte, alguien grita "hasta la muerte".
 Siempre está lloviendo en Londres, pero hoy no duele.
 El cielo no ofrece concesiones, ni siquiera en un funeral.
 En Niza, el mar está rojo de fuegos y vergüenza.
 Gente en el asfalto y sangre en el alcantarillado.
 Y este enorme cuerpo que llamamos tierra.
Herido en sus órganos desde Asia hasta Inglaterra.
 Galaxias de personas dispersas en el espacio.
 Pero el más importante es el espacio de un abrazo.
 De madres sin hijos, de niños sin padres.
 De caras iluminadas, como paredes sin pinturas.
 Minutos de silencio, interrumpidos por una voz.
 "No me habéis hecho nada" No me habéis hecho nada.
 No me habéis quitado nada. Esta es mi vida que continúa.
 A pesar de todo, a pesar de las personas. No me habéis hecho nada.
 No ganaste nada. Porque todo va más allá de tus guerras inútiles.
 Hay quienes hacen la cruz, los que rezan en las alfombras.
 Las iglesias y las mezquitas, los imanes y todos los sacerdotes.
 Entradas separadas de la misma casa.
 Miles de millones de personas esperando algo.
 Brazos sin manos, caras sin nombres.
 Cambiemos nuestra piel, en el fondo todos  somos humanos.
 Porque nuestra vida no es un punto de vista.
 Y no hay bomba pacifista.
 No me hiciste nada No me has quitado nada.
 Esta es mi vida que continúa. A pesar de todo, a pesar de las personas.
 No me hiciste nada No ganaste nada.
 Porque todo va más allá de tus guerras inútiles.
 Los rascacielos y el metro se derrumbarán.
 Paredes contrastantes, levantadas por dinero.
 Pero contra todo terror que obstaculiza el camino,
 el mundo se levanta con la sonrisa de un niño.
 No me hiciste nada. No ganaste nada.
Porque todo va más allá de tus guerras inútiles.
Soy consciente de que nada volverá.
La felicidad voló como vuela una burbuja

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