LA
PALOMA
MARI
PAZ
Una noche en la laguna,
un mono, sobre la una,fue a refrescarse una pata y encontró un pastel de nata.
"Voy a comérmelo entero, para eso lo vi el primero",
dijo el mono en un arbusto, relamiéndose de gusto.
Y bajo la luna llena, agitando su melena,
dijo airado el Rey León, enfadándose un montón:
"¡Ay!, de eso nada, monada,. Esta tarta merengada
es mía según la ley; ¿no ves que yo soy el rey?"
La hipopótama Frasquilla le gritó desde la orilla:
"Aunque tú seas monarca, yo soy reina de esta charca
El pastel me pertenece. Cariño, ¿no te parece?"
Y un hipopótamo enorme le contestó: "Estoy conforme".
Llegó en ese mismo instante Casimiro el Elefante.
"¿Tendrá dentro trufa o moca? Se me hace agua la boca.
Seguro que está de muerte, y como soy el más fuerte
y todos me tienen miedo, yo esta tarta me la quedo."
A rabazos, a zarpazos, cabezazos y trompazos,
quisieron, con fuerza bruta, acabar con la disputa.
Llegó en esto, muy locuaz, la paloma Mari Paz y,
zurea que zurea, puso fin a la pelea.
"¿Os parece bien, ceporros, arreglar esto a mamporros?
Ser salvajes y violentos sólo causa sufrimientos.
¡Vaya cuatro majaderos! Estáis que da pena veros:
despeinados, magullados y con los ojos morados."
Y mientras tanto el pastel se lo llevó el sol con él:
la luz del amanecer lo hizo desaparecer.
Y los cuatro, hechos un lío, vieron el lago vacío:
el pastel tan deseado no estaba por ningún lado.
"No tengáis pena ninguna que volverá con la luna.
Prestadme mucha atención; ¡ya tengo la solución!:
Compartid vuestro pastel y disfrutaréis más de él.
Repartiendo justamente, hay para toda la gente."
Con gran fiesta y alborozo comen cada noche un trozo.
El pastel tan singular dura medio mes lunar.
Pero ya no sienten pena, pues cuando haya luna llena,
en la laguna de plata habrá otro pastel de nata.
Autora: Carmen Gil
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